Caminar cura las penas

lunes, 26 de diciembre de 2016 · Posted in

La oxigenación del cerebro que provoca media hora de caminata al día reduce la ansiedad, el estrés, estimula la actividad cerebral y ayuda a ver la vida con mayor optimismo

La mejor medicina contra el dolor del alma es caminar. Media hora de paseo al día vuelve al cerebro más creativo y contribuye a curar las penas, según afirman cada vez más neurólogos y psiquiatras, como el especialista vasco Javier Aizpiri, defensor de una triple receta contra la tristeza, que consiste en «podar, abonar y poner al sol». «En la naturaleza, todo se reduce a lo mismo.

Podar significa eliminar lo tóxico, abonar es dar nutrientes y poner al sol significa dar tiempo al ser vivo para que el sistema de limpieza y nutritivo haga su trabajo, para que pueda desarrollarse y producir». En esa receta, el ejercicio físico, no grandes metas, sino una caminata diaria, que es tiempo suficiente para oxigenar el cerebro, contribuye a reducir la ansiedad y el estrés, estimular la actividad cerebral y ayudar a ver la vida con una mayor dosis de optimismo.

Los largos periodos de estrés o ansiedad dificultan el normal funcionamiento de procesos cognitivos básicos, como la memoria, la capacidad de comprensión y la creatividad. La falta de creatividad es precisamente uno de los mayores riesgos a los que podemos someter al cerebro. El órgano rector del sistema nervioso central está diseñado para innovar, adaptarse a la resolución de nuevos retos. Si se le somete siempre a la misma rutina, el equipo deja de funcionar al máximo de su capacidad y se cae en el desánimo. Es como una reacción en cadena. El desánimo vuelve al cerebro más lento, cae la atención y, en consecuencia, se producen pérdidas de memoria.

Un informe publicado en la web mejorconsalud.com cifra en cuatro las ventajas para la salud cognitiva del hábito de caminar. No se logran en un día, pero a partir de la primera semana comienzan a notarse los beneficios.

Un 'chute' de felicidad. El aporte extra de oxígeno estimula el lóbulo frontal, que está directamente relacionado con la creatividad y el estado de ánimo. La liberación de endorfinas que provoca este estado de bienestar hace el resto. Las endorfinas son unas hormonas producidas por el cerebro que facilitan los sentimientos de placer, incluso de euforia.

Mayor creatividad. El estrés favorece la producción de una hormona llamada cortisol. Cuando se deja de estar sometido a estrés, deja de producirse, lo que hace que uno se sientan más relajado y con mayor confianza en sí mismo.

Los espacios pequeños avivan las tensiones. Salir a la calle a pasear, distraerse, encontrarse con uno mismo, respirar aire puro si es posible, lejos del lugar de trabajo y locales de ocio, permite relajarse, oxigenarse.

El contacto directo con la naturaleza es la relación natural del ser humano. Las personas no han nacido para estar encerradas entre cuatro paredes, ni siquiera para vivir permanentemente sobre el asfalto de la ciudad. Los pulmones han de oxigenarse y con ellos, el cerebro. La neuronas, según el neuropsiquiatra Javier Aizpiri, necesitan para su buen funcionamiento «respirar, nutrirse, reposar y no intoxicarse». El movimiento favorece la oxigenación de las células. «Cuanto más camines y mejor respires, mejor se oxigena el cerebro».

Caminar tiene otras ventajas añadidas. Disminuye el ritmo cardiaco, reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular, rebaja los niveles de colesterol malo y azúcar en sangre, permite un mejor control de la presión anterial, reduce el riesgo de cáncer de colon y de accidente cerebrovascular, permite disponer de unos huesos más sanos y fuertes, mejora el tono de la piel, ayuda a perder peso, reduce el dolor de espalda... Y además previene contra las enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer y el párkinson. Pocas medicinas resultan más baratas, eficaces y con menos efectos secundarios.

Via elcorreo.com

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