Seguro que todos en algún momento habéis escuchado la recomendación que se da a la población general de caminar, al menos, 10.000 pasos al día. Dicho así, de repente, nos puede parecer muchísimo, pero la realidad es que la distancia equivalente, evidentemente dependiendo de cada persona (sobre todo de la altura de cada persona) son entre siete y ocho kilómetros, que parece más asequible.
Quien más y quien menos tiene un dispositivo para medir sus pasos a diario: puede ser un podómetro (un poco vintage, pero si funciona pues bienvenido sea), una pulsera cuantificadora o una aplicación del móvil. Todos contamos nuestros pasos y vemos cómo la barrita que indica nuestro progreso va subiendo poco a poco. Pero, ¿son suficientes 10.000 pasos al día para estar en forma?
¿De dónde salen los 10.000 pasos?
Si queremos conocer el origen de la recomendación de los 10.000 pasos diarios debemos retrotraernos hasta la década de los años 60 en Japón. Allí el doctor Hatano se dio cuenta de que se enfrentaban a un creciente problema de obesidad entre la población, y que las personas solían caminar una media de entre 3.500 y 5.000 pasos diarios.
Hatano llegó a la conclusión, después de algunos estudios, de que incrementando el número de pasos diarios hasta 10.000 se podría crear un déficit calórico medio de unas 500 calorías en cada persona, lo que llevaría a una importante pérdida de peso al cabo del tiempo solo a base de actividad física.
En 1964 se celebraron los Juegos Olímpicos en Tokio (que replicaremos dentro de cuatro años), y con ellos la actividad física y el deporte cobró más importancia para la población. Hatano vio la ventana de oportunidad y lanzó al mercado un podómetro llamado Manpo-kei, que en japonés significa literalmente (¡oh, sorpresa!) "medidor de 10.000 pasos".
Así, esos 10.000 pasos se convirtieron en una especie de eslogan para la venta de los podómetros, que tuvieron un enorme éxito entonces y cuyos herederos mejorados son los actuales dispositivos de monitorización.
¿Son suficientes esos 10.000 pasos?
Partimos de la base de que se trata de una cifra estandarizada y que, por tanto, no tiene por qué aplicar a todas las personas por igual. Es lo que ocurre con las recomendaciones para la población general: es necesario que después se adapten a cada individuo.
Si eres una persona activa que se mueve mucho a lo largo del día, es muy probable que esos 10.000 pasos se te queden bastante cortos, pero precisamente para eso las pulseras cuantificadoras o las aplicaciones móviles permiten cambiar nuestro objetivo o meta a batir. De igual manera, para una persona mayor esos 10.000 pasos pueden ser demasiado.
Depende también de cómo cubramos esos 10.000 pasos. Si caminas durante una hora todos los días para cubrir esos 10.000 pasos pero las 23 horas restantes las pasas sentado delante del ordenador y cogiendo el coche hasta para ir a comprar el pan, entonces el propósito de esa pulsera cuantificadora o de ese podómetro no servirá para mucho.
La idea de los 10.000 pasos diarios es motivar a que las personas mantengan una vida más activa y se muevan más a lo largo del día, ya sea realizando actividad física (como caminar) o ejercicio físico. El principal uso que le podemos dar a los gadgets cuantificadores y a los podómetros es el de darnos esa motivación extra que nos falta para levantarnos del sofá y salir, o para decidir volver andando del cine en lugar de coger un bus o un taxi.
Sea cual sea tu situación, caminar 10.000 pasos diarios no te va a venir mal. Si pueden ser más, aprovecha y suma más pasos a tu día a día. Y es que esta es una de esas raras ocasiones en el fitness en las que "más sí es mejor".
Via vitonica.com
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