¿Sabes cómo surgió la noción de que uno debe caminar al menos 10,000 pasos al día? ¿Sabes si es correcto? La respuesta no es tan sencilla
Si le preguntas a cualquiera en la calle que cuántos pasos una persona promedio debe dar al día si quiere mantenerse saludable y en forma, seguramente te contestará que no sabe, o bien, que deben ser 10,000, porque eso es lo que se viene repitiendo como el papagayo desde hace casi 60 años.
Lo que pasa es que no existe ninguna razón médica en específico para esa cifra. Más aún, la recomendación de caminar todo eso ni siquiera tiene que ver con un estilo de vida predominantemente sedentario o con comer demasiada comida rápida grasosa. De hecho, la cifra de los 10,000 pasos no se originó en los 80 en Estados Unidos, como muchos pensarían, sino que se mencionó por primera vez en la década de 1960 en Japón.
Básicamente, la meta de los 10,000 pasos al día se empezó a mencionar para la época de las Olimpiadas de Tokio en 1964, según recordó Catrine Tudor-Locke, una profesora que se dedica al estudio de la costumbre de caminar en el Centro Pennington de Biomédica.
Sucede que una compañía en Japón creó un pedómetro –aparato que contabiliza los pasos que uno camina– llamado man-po-kei (man, significa “10,000”; po, significa “paso”; kei, significa “medidor”). Esto porque el número 10,000 es una cifra de buena suerte en la cultura japonesa, según aclaró Theodore Bestor, un investigador dedicado al estudio de la sociedad y la cultura japonesas.
“Me parece que la meta de los 10,000 pasos era simplemente porque permitía crear un nombre que sonaba bien (man-po-kei) para propósitos de mercadeo”, opinó.
Cualquiera que haya sido la razón para adoptar esa cifra en particular, lo cierto es que “resonó en el público en aquel entonces, y empezaron a man-po-keiar por todas partes”, añadió Tudor-Locke.
El problema es que, en los 60, la alimentación en Japón era mucho menos calórica, con menos grasa animal y menos uso del automóvil. De hecho, según datos de la Organización de Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas, el consumo diario de alimentos para el público japonés en 1964 era de 2,632 calorías, mientras que, ya para el 2011, los americanos estaban ingiriendo un promedio de 3,639 calorías diarias. Eso es una diferencia de unas 1,000 calorías o, dicho de otro modo, lo que representaría unos 20,000 pasos al día para la persona promedio.
Sí, leíste bien: 20,000
Claro que estos números varían mucho según la región en cuestión y de los criterios sociodemográficos, amén de un montón de factores adicionales. Pero, el punto es que no se puede decir que los japoneses de los 60 vivían en el mismo ambiente nutricional que los americanos de 2016.
Más aún, 10,000 pasos parece ser una cifra muy simplista, pero no funciona para aplicársela a todo el mundo porque no es cuestión de que sea algo de “un tamaño para todos”.
La “deuda de oxígeno” que te ayuda a quemar más calorías después del ejercicio
Por eso, el trabajo de Tudor-Locke se enfoca más en el segmento sedentario de la población para el cual 5,000 pasos al día puede ser un gran reto… ¡y ni si diga 10,000! No obstante, aumentar de 2,500 pasos al día a 5,000 puede ser una victoria monumental para las personas que no se ejercitan en absoluto y puede tener importantes repercusiones para la salud.
Se sabe que el mero hecho de dejar la vida sedentaria y empezar a moverse, aunque sea un poco, ya representa algo provechoso. “El beneficio mayor es el salir del sofá y empezar a ser activo”, dijo Tudor-Locke.
A propósito, un estudio europeo publicado en 2015 comparó las tasas de mortalidad de personas con diferentes niveles de actividad y encontró que se observó una marcada reducción –entre un 20% y un 30%– en riesgos para la salud entre aquellos catalogados como inactivos y los que estaban catalogados como moderadamente inactivos.
La gente en estas categorías, quienes al momento del estudio no hacían prácticamente nada de ejercicio, no se iba a beneficiar de la recomendación de los 10,000 pasos. De hecho, se piensa que ello hasta podría desanimarlos de ejercitarse, opinó Tudor-Locke. O sea, que para la gente que es muy inactiva o está crónicamente enferma, por ejemplo, 10,000 pasos al día pueden resultar intimidantes.
“Y si la meta de 10,000 pasos tiene este efecto, entonces, pierde todo su sentido”, añadió. Desde un punto de vista salubrista, observó, una meta mucho más realista es tratar de que la gente no camine menos de 5,000 pasos al día.
Por otro lado, en un país donde la gente, por lo general, se alimenta fatal, obsesionarse con los 10,000 pasos al día podría llevar a que la gente descuidara otros factores importantes en su dieta.
Otros factores
“Enfocarse solamente en cuántos pasos se camina al día y descuidar otros aspectos no es conducente a una mejoría en la salud, a menos que se atiendan esos otros factores simultáneamente”, opinó por su parte Jeff Goldsmith, un profesor de bioestadísticas de la Escuela de Salud Pública Mailman de Columbia.
En otras palabras, sí, caminar 10,000 pasos al día es una gran idea… pero si luego de esos 10,000 pasos te comes una hamburguesa de 500 calorías y pasas el resto del día picando comida chatarra, puedes hasta ganar peso, a pesar de todo ese ejercicio.
“Lo que hemos extraído de la evidencia científica es que la dieta y la actividad física son dos aspectos relativamente separados”, dijo el doctor Eric Rimm de la Escuela de Salud Pública de Harvard.
“Por un lado, hay gente que está sobrepeso y se alimenta mal y, aun así, hace ejercicio; por el otro, hay gente que se alimenta muy bien… pero no mueve ni un dedo. Y enfocarse solamente en dar 10,000 pasos al día no fomenta una percepción integrada de cómo lograr estar más saludable.
Por último, pero no menos importante, puede que 10,000 pasos al día sea demasiado poco para los niños, opinó Jean Philippe-Walhin, un investigador en el campo de ejercicio de la Universidad de Bath, en Inglaterra. “Y hoy día, como probablemente se habrán dado cuenta, a los niños no les está yendo bien con esto de la obesidad”.
De modo que, mientras 10,000 suena como algo fácil de tener en mente y de hacer, tal vez ha llegado el momento de mirar el ejercicio desde una perspectiva de mejoría incremental; o sea, de ir aumentando el esfuerzo poco a poco.
Empieza de menor a mayor: en vez de estar sentado, ponte de pie; en vez de estar de pie, camina; en lugar de caminar, joggea; en lugar de joggear, corre. En fin, ¡muévete! Hoy más que ayer y mañana más que hoy.
Via laopinion.com
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