Tal vez parezca intrascendente, y hasta accesorio si le prestamos una mirada superficial. Pero a decir verdad el tipo de zapatos que utilizamos es clave para nuestra salud y nuestro buen andar, pues la manera que tenemos de caminar repercute notablemente sobre otras áreas de nuestro cuerpo, muchas de ellas inimaginables.
Digamos la verdad ¿cuántas veces como resultado de un esguince debimos caminar inadecuadamente y sufrimos las consecuencias de ello? Recuerdo muchas de mis esguinces en los tobillos (tuve la desgracia de haber padecido demasiadas), y el caminar torcido me generaba insoportables dolores de espalda y cuello por torcer el cuerpo antinaturalmente.
Y los zapatos no dejan de cumplir su rol clave en esto. Verdaderamente el tipo de calzado que utilizamos es muy importante, y más aún si tenemos deformaciones en los pies como juanetes, pie plano, dedo martillo, etc.
Si tenemos un calzado que se inadecua a nuestros pies y a nuestra natural forma de caminar no debemos extrañarnos de sufrir de otras molestias, pues el mal calzado es de seguro causante de muchas de ellas.
Un buen calzado debe adaptarse a nuestro pie, pero sin apretarnos ni quedar excesivamente holgado, como si camináramos descalzos. Además debe de ser flexible y liviano, para que no nos pese al caminar y cuando tengamos los músculos del tobillo flojos no nos pese el peso muerto del pie con zapato.
Además de esto un buen calzado debe tener una alta y ancha puntera (los zapatos de taco son una aberración para la salud de los pies). También debe ser cómodo de llevar y tener suelas que no resbalen, para así poder dar firmemente los pasos.
Estos consejos son bastante útiles, y es importante tenerlos en cuenta. Di la verdad, muchos de los zapatos que tienes en tu ropero no se ajustan a estos requisitos. Bueno, si es así puede resultar útil ir pensando en invertir algo de dinero en renovar tu calzado, en definitiva el que saldrá ganando eres tú, y tus pies, por supuesto.
Via imujer.com
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