Cuando el running está en pleno auge y llena las redes sociales de fieles seguidores, nace la contracorriente: el walkim. Andar con la ayuda de bastones es lo que propone Alex Walk en su libro "No corras, camina". Esta disciplina tiene sus orígenes en Finlandia dónde nació como método de entrenamiento para los esquiadores en verano. El walkim es una disciplina dentro de lo que se denomina entrenamiento suave y una variación del nordic walking.
Diferencia entre el walkim y el nordic walking
Visto desde una perspectiva superficial puede parecer que el walkim y el nordic walking son lo mismo: en ambos se trata de caminar a un ritmo constante con la ayuda de dos palos. Pero no es lo mismo.
Alex Walk nos explica que "la gran diferencia estriba en que el nordic walking exige unos movimientos forzados, difíciles de seguir. En el walkim, en cambio, siguen el caminar natural y el braceo habitual de cada persona, sin forzar el movimiento. Es el caminar de siempre, añadiéndole unos palos que nos proporcionan empuje".
Caminar con palos
Los palos según los describe Walk en su libro son "esencialmente elementos de impulso y amortiguación en la marcha y solo en momentos excepcionales se utilizan como apoyo o para mantener el equilibrio". Los bastones son los que permiten trabajar todos los músculos con una actividad corporal integral y simétrica. Es decir, que se ejercita tanto la parte superior como la inferior del cuerpo y esa es la diferencia fundamental que lo aleja del caminar tradicional.
Beneficios del walkim
Mentales:
Reduce el nivel de estrés
Potencia la creatividad
Mejora del humor
Elimina tensiones
Físicos:
Fortalece los músculos de piernas, brazos y la actividad del corazón
Previene y protege la sobrecompresión de las articulaciones
Estimula la circulación de la sangre
Modula el sistema endocrino
Mejora la postura
Fortalece el metabolismo óseo
Mejora el tono muscular
Favorece la capacidad respiratoria
Reduce el sobrepeso
¿Por qué practicar el walkim?
Como el autor dice, "es una disciplina de bajo impacto", es decir, no se necesita una gran preparación física para realizarla. Además, es perfecta para todas las edades y es un ejercicio para el que no se necesita un gran desembolso. A todo esto se une que se practica al aire libre con todos los beneficios que ello conlleva. Según su propia experiencia Walk lo describe como "un tranquilizante sin pastillas que te lleva a la calma, a la serenidad, a la introspección, a la fluidez de pensamientos y a la limpieza mental y espiritual".
Además, el walkim es un deporte saludable para el medio ambiente ya que no contamina y consume pocos recursos naturales Todo esto con una particularidad, que es autorregulable, lo que significa que cada uno lleva su ritmo, siendo no competitivo e intrínsecamente seguro.
En el ámbito más técnico, favorece, gracias a la utilización de palos de impulso, el control del cuerpo y ayuda a mantener la espalda erguida y las cervicales alineadas.
Escapadas para amantes del walkim
Los hoteles también se unen a la tendencia del walkim y plantean entre sus actividades rutas específicas para practicar esta disciplina. Un ejemplo es el Barceló la Bobadilla que por su ubicación en plena Sierra de Loja está en un entorno perfecto para practicar este deporte.
Además, fue uno de los primeros en incorporar la marcha nórdica en sus actividades y apuesta por ella basándose en su bajo impacto. Lo propone como una alternativa ideal para aquellos que quieren bajar peso. "Eso sí, es muy importante el uso de la técnica correcta, la más conocida es la ALFAque consiste en abrir y cerrar activamente las manos durante el movimiento pendular de los brazos hacia delante y hacia atrás" explica Víctor Pimentel, responsable de ocio y deportes del hotel.
Pero no es el único establecimiento que se ha unido a la tendencia. La Finca de la Media Luna (Huelva) es otro ejemplo y propone a sus visitantes una visita por la Sierra de Aracena y los Picos de Aroche practicando este deporte.
En la sierra de Moncayo (Zaragoza) está el Hotel Gomar que propone a sus visitantes varias rutas por el paraje. Una de ellas recorre Vera, donde se encuentra el monasterio de Veruela. Allí los aficionados al walkim pueden aprovechar para hacer la ruta de Bécquer e introducirse en los paisajes que inspiraron sus famosas leyendas.
Via elmundo.es
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