Los beneficios de hacer ejercicio a diario son conocidos por la mayoría de nosotros. El principal problema de la pasividad física no es una cuestión de desconocimiento de sus ventajas para la salud, sino la pereza o la falta de tiempo para poder realizar un deporte o una rutina de actividad física. Lo cierto es que no hace falta planificar ni perder demasiado tiempo pensando en cómo organizar nuestra agenda… simplemente hay que caminar. ¡Sí! Caminar hace que nuestro cerebro desarrolle su parte más creativa y combate toda sensación de tristeza.
Expertos neurólogos han determinado que la rutina y los actos automatizados tienden a generar mayor grado de infelicidad ya que nuestro cerebro establece menos conexiones neuronales y nuestro sistema cognitivo de vuelve más pasivo y lento.
Nuestra salud emocional se ve afectado por nuestros hábitos rutinarios y por ello caminar se vuelve un ejercicio terapéutico de gran valor y peso a la hora de combatir ansiedad, angustia, depresión, desánimo, estrés, entre otras.
No hace falta caminar kilómetros, tan solo dejar la mente sin ataduras y abierta a nuevas experiencias y escenarios, donde el cerebro no tenga limitaciones y ataduras del día a día. ¿Por qué caminar? Simple:
Caminar no requiere ningún tipo de esfuerzo extra que implique preocupaciones ni ocupar la mente con obligaciones y rutina.
Caminar oxigena nuestra sangre y nuestro cerebro favoreciendo nuestra parte más creativa y nuestro estado de ánimo (lóbulo frontal)
Caminar libera endorfinas, las hormonas de la felicidad, haciendo que nuestro cerebro sea más optimista y enérgico.
Caminar segrega cortisol, la hormona que combate por excelencia al estrés permitiéndonos ser más entusiastas y disfrutar de mayor relajación.
Caminar estimula nuestro espíritu aventurero y nuestro positivismo.
“La felicidad no es un punto de llegada, es una forma de caminar.”
Via contufamilia.es
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