Una nueva investigación australiana concluyó con la recomendación de caminar y realizar pequeñas actividades físicas como vía no sólo de la conservación del peso normal y de la buena salid sino también como modo de prevención de la diabetes.
Subir las escaleras en lugar de tomar el ascensor, bajarse del autobús una parada antes del destino o no utilizar el automóvil la próxima vez que se vaya de compras, son hábitos sencillos que mucho pueden sumar, y sin un gran esfuerzo a cambio.
En la edición on line de la revista “British Medical Journal” se compartieron los resultados de un nuevo estudio australiano que realizó el seguimiento de 592 adultos de mediana edad, a quienes se les evaluó su estado de salud y sus hábitos de alimentación y actividad física.
Para ello, entre otras cosas, al inicio del estudio cada participante recibió un podómetro (herramienta que mide la cantidad de pasos dados).
Cinco años después, los investigadores repitieron los test y comprobaron si se había producido algún cambio en el estado y los hábitos de los participantes.
De este modo, los expertos pudieron comprobar que quienes habían aumentado el número de pasos diarios presentaban un menor índice de masa corporal y una mejor sensibilidad a la insulina -valor, recordemos, que sirve para evaluar el riesgo de diabetes-.
“Estimamos que una persona sedentaria que sea capaz de cambiar sus hábitos y, en cinco años, cumpla las guías que recomiendan dar 10.000 pasos diarios experimentará una mejoría en su sensibilidad a la insulina tres veces mayor que el que siga otras recomendaciones que aconsejan dar 3.000 pasos diarios cinco días a la semana”, explicaron los investigadores, quienes enfatizaron en que la clave de una buena salud está en la actividad física.
“Todo parece indicar que caminar es beneficioso porque promueve una reducción de la adiposidad“, concluyeron los profesionales australianos.
Vía vitadelia.com
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