Los beneficios del power walking o el clásico “salir a andar”

lunes, 26 de enero de 2015 · Posted in

Una estupenda alternativa para aquellas personas que no puedan, o no quieran, correr, y que está al alcance de todo el mundo, independientemente de su condición física o su edad.

El power walking convierte el clásico “salir a andar” en una completa práctica deportiva. Básicamente, consiste en caminar rápido, movilizando los brazos, activando el abdomen y elevando ligeramente la punta del pie. Pero debemos prestar atención:

Mantener una postura correcta para evitar a larga posibles lesiones: llevar siempre la vista al frente, hombros atrás y abajo, cabeza arriba y pecho erguido.

Asegurar la cadera: el paso debe ser firme y no se debe descolocar la cadera.

Controlar los brazos: no deben caer sobre los hombros sin más, ni debemos cruzarlos por delante del cuerpo. Deben ir en el mismo sentido y al mismo ritmo de la caminata, doblados en 90 grados y pegados al cuerpo. Sin realizar movimientos demasiado amplios.


Activar el abdomen: hay que contraer los abdominales y mantener rígido el centro del cuerpo para realizar correctamente el ejercicio y proteger la zona lumbar.

Cuidar la pisada: manteniendo la elevación de los pies, que deben seguir el movimiento natural de la caminata, con un poco más de esfuerzo, pero sin forzar la elevación de la punta del pie.

Frecuencia

Una sesión completa de entrenamiento de power walking suele durar entre 45 o 60 minutos. Se pueden diseñar distintos tipos de sesiones con velocidad progresiva y cambios de ritmo. Sin embargo, para comenzar es recomendable iniciarse con sesiones de 20 minutos, tres veces a la semana, a un ritmo poco intenso. Después, debería irse incrementando el tiempo y la intensidad hasta un ritmo moderado, en el que la frecuencia máxima cardíaca esté entre el 60 y el 70%.

Beneficios

El power walking es menos exigente biomecánicamente que el running, pero aporta prácticamente los mismos beneficios para la salud y algunas ventajas añadidas. Por ejemplo al carecer de la fase de vuelo, puesto que uno de los pies siempre está en el suelo, no hay impacto y las articulaciones no sufren tanto como cuando corremos.

Mejora nuestra calidad de vida y nuestra respuesta inmunológica. Disminuye la tensión arterial y el riesgo de enfermedades coronarias. Aumenta la capacidad cardiorrespiratoria. Ayuda a prevenir el infarto de miocardio. Retrasa la osteoporosis. Aumenta la masa muscular y fortalece la musculatura. Mejora la flexibilidad. Acelera el metabolismo. Facilita la digestión. Combate el insomnio. Reduce y controla el peso. Mejora la tolerancia a la glucosa y disminuye el colesterol.

Además, favorece la liberación de diversas hormonas que, en combinación con otros neurotransmisores, inciden de manera positiva en nuestro organismo y producen una serie de efectos psicológicos muy beneficiosos.

Hidratación

Si pretendes iniciarte en su práctica, no debes olvidar mantener una correcta hidratación, algo especialmente importante mientras practicas alguna actividad física. Recuerda que debes restituir la cantidad de agua que pierde tu cuerpo, que con el ejercicio físico es aún mayor y más rápida. Por eso, cuando salgas practicar el power walking, no olvides llevar siempre tu botella de agua mineral natural, que te permitirá hidratarte cómodamente antes, durante y después del ejercicio. El agua mineral es sana, pura y natural. Una bebida singular y única.

Via bebeaguamineral.com

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