Nuestra forma de caminar influye en cómo nos sentimos.
El estado de ánimo no se refleja solo en nuestro rostro, sino también en nuestra postura corporal general. Mas este efecto funciona también a la inversa. Según han hallado investigadores dirigidos por Nikolaus Troje, de la Universidad Queen, quienes andan arrastrando los pies son más propensos a tener recuerdos y pensamientos de contenido negativo que quienes caminan con un estilo alegre. El lenguaje corporal y las emociones se influyen mutuamente, afirman los autores.
Memorias negativas
Para la investigación, Troje y sus colaboradores manipularon, de manera sutil, el andar y los sentimientos de los probandos. Primero, presentaron a los sujetos una lista de palabras positivas y negativas («bonito», «ansioso» y «temeroso», entre otras). A continuación, les pidieron que caminaran sobre una cinta andadora; de esta manera los investigadores podían analizar y modificar los andares de los participantes.
Estos veían en una pantalla un puntero en posición neutra que, según se les indicaba, debían desviar hacia la izquierda o derecha a través de su postura y movimiento corporal: dependiendo de si el estilo de caminar del sujeto era más bien triste (con los brazos colgando y los hombros inclinados hacia delante) o alegre (con el cuerpo erguido), el puntero cambiaba de dirección. Algunos participantes debían tratar de mover el indicador hacia la izquierda, mientras que a otros se les pedía que lo desplazaran hacia la derecha. Sin embargo, los probandos desconocían el objetivo de las indicaciones de los investigadores.
Finalmente, los sujetos debían recordar las palabras que habían leído al inicio del experimento. A los individuos que habían andado con los brazos colgando y los hombros hacia delante les venían palabras como «miedoso» o «preocupado» antes a la memoria en comparación con los probandos que habían caminado con un estilo alegre. Según destacan los autores, el estilo de andar influía en la memoria de los probandos y, de este modo, también en su estado de ánimo.
Troje prevé que este hallazgo contribuya al tratamiento de las personas con depresión. Si se propone a estos pacientes que practiquen un estilo de andar animado, puede que con ello se les ayude a romper el círculo vicioso de los pensamientos negativos. «Los pacientes deprimidos suelen recordar mucho más los eventos negativos, sobre todo relacionados con ellos mismos, que los acontecimientos vitales positivos. Recordar aspectos negativos puede hacer que se sientan aún peor. Si somos capaces de romper ese círculo vicioso podríamos disponer de una fuerte herramienta terapéutica para trabajar con pacientes depresivos», concluye Troje.
Via .investigacionyciencia.es
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