De todos es ya conocido los beneficios cardiovasculares de andar a diario. Caminar de forma regular y adecuadamente, mejoraran muchas funciones vitales de nuestro organismo como la respiración, el ritmo cardiáco y la circulación sanguínea, obteniendo también importantes benéficos a nivel muscular (tonificación) y psicológicos.
Además, llevado a cabo bajo control facultativo y deportivo por un profesional, andar nos puede ayudar a perder peso. Gracias a este saludable ejercicio, podemos llegar a quemar unas calorías que permitirán controlar nuestro peso (salud) y de rebote que ayudaran a modelar nuestra silueta. Mucha gente piensa que andar y quemar grasas no siempre van de la mano.
Pero no es del todo cierto: toda actividad física que sea constante y que se realice del modo adecuado, nos va a permitir convertir los glúcidos, las grasas y las proteínas en energía y no en reserva adiposa. Así pues, si llevamos una dieta adecuada, lograremos quemar ese exceso de forma sencilla.
Toma nota:
1. Tomar conciencia
En primer lugar hemos de convencernos de que a partir de ahora, vamos a dedicar una hora al día a andar. Por lo tanto, hay que cumplirlo y vamos a encontrar ese pequeño instante de tiempo a lo largo del día. Una técnica adecuada para auto-concienciarnos es comprarnos ropa y calzado adecuado. Un pantalón cómodo, una camiseta que no nos apriete demasiado, unas zapatillas que nos sujeten bien el pie y que nos permitan andar por cualquier superficie… si convencemos a alguna amiga más o a nuestra pareja, entonces convertiremos el ejercicio de andar en una sana rutina en cada uno de nuestros días. Así pues, lo primero es concienciarnos.
2. Establecer tiempos y ritmos
Lo recomendable es iniciar el ejercicio de andar primero en dos fases de media hora para no sobrecargarnos. Media hora por la mañana y media hora por la tarde. Una vez ya te habitúes – por ejemplo después de una semana- ya puedes realizar la hora seguida.
Ten en cuenta que cuando decimos “andar” no estamos hablando de caminar a paso ligero, al igual que lo hacemos cuando vamos a comprar, por ejemplo. Debes llevar un ritmo. Y el ritmo para adelgazar caminando es de unos 7 km/h, es decir, hemos de ir a paso rápido. Para que te hagas una idea aproximada, se trataría más o menos de recorrer un kilómetro y medio en 10 o 15 min., no más.
No es difícil ni desmedido, te lo aseguramos. Pero es esencial que hagas este esfuerzo para que nuestro cuerpo pueda llegar a quemar grasas, y para que nuestro corazón, una vez llegue a trabajar al 60% y el 70% de su frecuencia cardíaca, obligue a nuestro organismo a recurrir a sus reservas para obtener la energía necesaria, aumentando así el metabolismo basal. Así pues, ya sabes, un kilómetro cada 15 minutos.
3. Cómo aprovechar nuestras caminatas para adelgazar, posiciones adecuadas
No debemos alargar mucho nuestras zancadas. Si forzamos nuestros movimientos corremos el riesgo de padecer alguna lesión. Tus zancadas deben ser normales. El error más frecuente para acelerar el paso es alargándolo de manera poco natural. Procura encontrar un paso cómodo, nunca estires las piernas.
Los hombros deben estar relajados y el pecho recto. Si tu cabeza se balancea demasiado y sientes un ligero estiramiento en la parte de delante de tus piernas, esto significa que tus zancadas son muy largas y que estás andando de un modo forzado. Debes sentirte cómoda, que no te duela nada. Los pasos deben ser rápidos, pero nunca alargando tus zancadas. Empieza a paso normal, y al cabo de cinco minutos ve elevando la frecuencia de tus pasos
Fíjate mientras estés andando en cómo se mueven tus caderas. Debe ser un movimiento continuo pero natural, que no te duela ni te moleste. Tu pelvis y tus caderas ganan movilidad al andar. Tus pies deben pisar el suelo de modo correcto: el talón debe tocar el suelo primero, y los dedos son los que dan impulso. De este modo evitamos lesiones y dolores. Tu cabeza debe estar en posición normal, ni levantada, ni bajada. No vayas mirando tus pasos, por ejemplo, o acabarás mareándote o sufriendo algún tipo de molestia. Lo esencial es que tu caminata sea lo más cómoda posible manteniendo un paso adecuado.
Los hombros debes mantenerlos sueltos y relajados en todo momento. Balanceándolos con facilidad.
Miremos ahora nuestro torso. Debes mantenerte recta, recuerda meter el ombligo hacia dentro, de este modo nuestra espalda queda recta con las caderas sueltas. Los brazos deben estar flexionados al 90°, son ellos los que nos ofrecen impulso para andar. Mientras camines, ve balanceándolos sin alejarnos en ningún momento del cuerpo. Recuerda también no cerrar los puños.
4. La respiración adecuada para andar
La respiración debe ser abdominal. Recuerda que caminar es un ejercicio aeróbico: nuestra sangre aporta oxígeno a los órganos y a los músculos que trabajan, y gracias a este combustible pueden quemar grasa y convertirla en energía. Así pues, es necesario que realicemos una respiración abdominal profunda. Cogiendo aire e hinchando el abdomen, soltando después el aire por la boca. Es muy fácil.
Como ves, no resulta tan complicado. Intenta realizarlo con ganas, divirtiéndote. Es un ejercicio sano que todos deberíamos practicar cada día. Desde nuestro espacio te animamos a ello, los resultados en la báscula empiezan a notarse al cabo del mes y medio. Los kilos que puedas perder dependen siempre de tu propio metabolismo, de todos modos recuerda llevar una dieta adecuada y balanceada.
Via nordicwalkingseries.blogspot.com.es
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