Espolón calcáneo
Cabe diferenciar dos tipos de espolón calcáneo: de localización posterior inferior, debajo del talón (espolón calcáneo plantar) y de localización posterior superior, ubicado en el punto donde el talón de Aquiles se inserta (deformidad de Haglund). El espolón calcáneo plantar es frecuente, mientras que la deformidad de Haglund tienen una incidencia baja. Ambos espolones calcáneos aparecen debido a la presión y tracción derivadas de un sobreesfuerzo y del uso de calzado inadecuado.
La causa de los dolores que aparecen en el espolón calcáneo es la inflamación de la región donde los tendones se insertan en las protuberancias óseas. Por lo general el dolor asociado al espolón se produce debido a que los estímulos mecánicos externos sobre el tendón o aponeurosis de la planta del pie (fascia plantar) provocan una inflamación del talón (llamada fascitis plantar = inflamación de la fascia plantar). Esta fascia se extiende desde el talón hasta los dedos y ayuda a mantener la estructura del pie y soportar el peso. Si la fascia está inflamada debido a una sobrecarga continuada, aparece un dolor punzante sobre todo en la cara interna del talón, que suele adquirir mayor intensidad por las mañanas y al empezar a caminar.
Los pacientes con espolón calcáneo pueden verse aliviados mediante la utilización de plantillas ortopédicas (taloneras para espolones), la práctica de ejercicios de estiramiento y la toma de medicamentos antiinflamatorios. El tratamiento quirúrgico se utiliza como última opción, cuando todas las demás medidas han resultado ineficaces, por lo que su práctica es infrecuente.
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Un espolón calcáneo es una protuberancia ósea que desarrollan algunas personas en el punto de inserción de un tendón (aponeurosis) en el calcáneo, un hueso del tarso. El espolón puede derivar en una inflamación del tejido circundante y provocar, por tanto, los dolores característicos. Por otra parte, una inflamación previa también puede desembocar en la aparición de un espolón calcáneo.
Los espolones calcáneos aparecen principalmente en dos áreas diferentes del pie: debajo del talón (espolón calcáneo inferior o espolón calcáneo plantar) y en la inserción del talón de Aquiles (espolón calcáneo superior, deformidad de Haglund o exostosis de Haglund; exostosis = protuberancia ósea).
Espolón calcáneo plantar
Un espolón calcáneo plantar (localizado en la parte inferior del calcáneo) es un crecimiento óseo en forma de pincho que apunta hacia los dedos localizado en la parte interior de la cara plantar del calcáneo. Se origina a consecuencia del desgaste debido al estrés y a la sobrecarga (exceso de peso, estar de pie durante mucho tiempo). En ocasiones el espolón calcáneo va acompañado de una inflamación del tejido circundante de la planta del pie. La inflamación del tejido aponeurótico de la planta del pie (fascia plantar), una condición que recibe el nombre de fascitis plantar, puede provocar dolores de gran intensidad.
Deformidad de Haglund o exostosis de Haglund
La deformidad o exostosis de Haglund (espolón calcáneo superior) ha de diferenciarse del espolón calcáneo plantar (situado en la cara plantar del calcáneo). La deformidad de Haglund es una protuberancia ósea en el borde lateral del calcáneo, en el punto de anclaje del talón de Aquiles. Se trata de un crecimiento congénito y no necesariamente asociado a molestias. Sin embargo, si los afectados llevan un calzado inadecuado o someten al talón a un esfuerzo incorrecto o excesivo, este estímulo de larga duración puede provocar inflamaciones o dolores plantares. Con frecuencia esta forma de espolón aparece vinculada a una bursitis y a una inflamación del tendón de Aquiles.
Incidencia
El espolón calcáneo tiene una incidencia relativamente alta: aproximadamente el entre el diez por ciento y quince de la población lo padece.
No obstante, en muchos casos se diagnostica por casualidad y no manifiesta síntomas clínicos ni molestias.
Hay más mujeres que presentan este crecimiento óseo que hombres y la edad media de los afectados es de entre 40 y 60 años.
El espolón calcáneo plantar (inferior) es más frecuente que el superior (deformidad de Haglund).
El espolón calcáneo está provocado por la presión y tracción derivadas de un sobreesfuerzo y del uso de calzado inadecuado: la sobrecarga puede someter a la aponeurosis de la planta del pie (fascia plantar) en su punto de inserción en el talón a tal esfuerzo que se producen pequeños desgarros, lo que irrita el tejido circundante o el periostio. Se produce así una inflamación dolorosa y localizada, la fascitis plantar. Como consecuencia el organismo almacena calcio en las zonas afectadas, probablemente con el objeto de reparar los pequeños desgarros de los tendones. De esta manera se va formando paulatinamente el espolón a lo largo de los tendones. Por otro lado, también puede aparecer un espolón calcáneo congénito que, a largo plazo, irrita los tendones y provoca una inflamación.
Entre las causas de sobrecarga que son susceptibles de derivar en un espolón calcáneo se encuentran la utilización de calzado inadecuado, la práctica de deporte especialmente intenso sin estar entrenado, el sobrepeso y la obesidad, las posturas incorrectas del pie y el trabajo físico excesivo o la obligación de pasar muchas horas de pie en el puesto laboral.
En la deformidad de Haglund (espolón calcáneo superior), habitualmente la presión del borde posterior del zapato desemboca en una inflamación del punto de inserción en el talón del tendón de Aquiles asociada a una bursitis (inflamación de la bursa retrocalcánea).
Debido al aumento de la tracción sobre el punto de unión de la aponeurosis plantar en el hueso calcáneo que se da en las personas con pie plano valgo, se produce, en ese caso, un espolón calcáneo plantar o inferior por una alteración en la inserción muscular. El incremento de la tracción puede causar la osificación del punto de inserción de este tendón.
En aquellos casos en que el espolón calcáneo muestra síntomas, estos se manifiestan a modo de dolor en la zona donde se insertan los tendones en el talón.
En el espolón calcáneo inferior (espolón calcáneo plantar), los dolores punzantes y dependientes del esfuerzo en la planta del pie limitan las actividades cotidianas. Esto ocurre especialmente debido a los dolores matutinos al dar los primeros pasos (dolor tras un periodo de inactividad). El trayecto que los pacientes pueden caminar sin experimentar dolor se ve notablemente limitado. Aparece un dolor de tipo opresivo circunscrito al punto de inserción de la aponeurosis plantar.
El espolón calcáneo superior (deformidad de Haglund) se manifiesta fundamentalmente por medio de dos síntomas: dolor opresivo al palpar el talón de Aquiles y dolor provocado por esfuerzo en dicho tendón. La presión originada por el borde del calzado hace que la piel se enrojezca e inflame.
El diagnóstico del espolón calcáreo suele efectuarse en base a las molestias características, que apuntan a la existencia de una inflamación de la aponeurosis de la planta del pie (fascitis plantar) debida a estímulos mecánicos externos o a un espolón. Sin embargo, estas molestias pueden aparecer antes de que se haya formado la protuberancia ósea. Con el objetivo de confirmar el diagnóstico se realiza un reconocimiento y un estudio radiológico. Es necesario descartar otras patologías como artritis reumatoide y otras enfermedades reumáticas, como la espondilitis anquilosante y la gota, para lo que puede ser útil el análisis de ciertos parámetros sanguíneos.
Espolón calcáneo plantar
El espolón calcáneo plantar (espolón calcáneo inferior) se diagnostica por medio de una radiografía lateral del calcáneo: en esta se reconoce normalmente una protuberancia puntiforme orientada hacia los dedos y con una longitud de entre uno a cinco milímetros.
Deformidad de Haglund
El diagnóstico de la deformidad o exostosis de Haglund (espolón calcáneo superior) se efectúa con frecuencia debido al hecho de que el crecimiento óseo observado en la radiografía es menor que el hallazgo clínico palpable, dado que la punta del espolón puede tener una estructura cartilaginosa.
El espolón calcáneo solo requiere tratamiento cuando conlleva molestias para el paciente. En términos generales puede aplicarse un tratamiento conservador o quirúrgico.
Tratamiento conservador
A la hora de tratar el espolón calcáneo se recurre fundamentalmente a la terapia conservadora (es decir, no quirúrgica). Con frecuencia la reducción de la sobrecarga supone ya una mejoría. Las medidas adecuadas en cada caso dependen del tipo de espolón:
Espolón calcáneo plantar: para mitigar los dolores derivados del espolón de localización inferior puede emplear taloneras con orificio que se coloca en la zona sensible a la presión. Adicionalmente, en caso necesario, resulta útil colocar plantillas con orificio que sirven de apoyo y reducen la carga del arco longitudinal del pie.
Deformidad de Haglund: en este espolón de localización superior, obtendrá una mejora con un simple cambio de calzado. Evite los zapatos rígidos y aquellos que se cierran a la altura del espolón.
Si estas medidas no son suficientes para paliar las molestias derivadas del espolón, el tratamiento conservador ofrece las siguientes posibilidades terapéuticas:
Terapia física: esta incluye la aplicación de calor o frío, así como el tratamiento local con ultrasonidos.
Medicamentos: para el tratamiento farmacológico del espolón calcáneo son adecuados los vendajes con la aplicación de pomadas. Estas pomadas pueden estar compuestas por cortisona y por medicamentos analgésicos, como anestésicos locales, y antiinflamatorios. Se aplica en la zona de inserción muscular. También se pueden realizar infiltraciones, inyectando en dicha zona una mezcla de corticoides y e (anestésicos locales.
Tratamiento con ondas de choque: las ondas de ultrasonidos de alta energía (llamadas ondas de choque extracorpóreas) estimulan el crecimiento de los vasos sanguíneos y mitigan la inflamación. Además disuelven las calcificaciones. La Seguridad Social no cubre el tratamiento con ondas de choque del espolón calcáneo.
Cirugía
Por lo común no es necesario practicar una intervención quirúrgica para tratar el espolón calcáneo.
La cirugía no debe sopesarse hasta transcurridos al menos nueve o doce meses después de que el tratamiento conservador no haya proporcionado mejoría.
La operación consiste en la eliminación con un cincel del espolón y de una sección de la fascia plantar.
Un espolón calcáneo tratado tiene por lo general una evolución favorable: en más del 95% de los casos se logra la curación por medio de un tratamiento conservador. Sin embargo, menos del cinco por ciento de los pacientes que lo padecen durante años pueden requerir cirugía. Esta tiene un índice de curación de entre el 80 y 90%. No obstante, la cirugía del espolón conlleva un periodo de recuperación prolongado.
La aparición de un espolón calcáneo se puede prevenir cuidando los tejidos aponeuróticos de la planta del pie, por ejemplo, mediante las siguientes recomendaciones:
Calentar y estirar lo suficiente antes de practicar deporte
Utilizar zapatos adecuados. Que sean de la talla correcta y que no sean demasiado estrechos
Cambiar de vez en cuando la postura en el puesto de trabajo (de pie/sentado)
Es recomendable reducir o evitar el sobrepeso
Via onmeda.es