Verano, tiempo de caminatas
Teniendo presente que hablamos del verano hay que caminar preferiblemente en las horas de menos calor (pronto por la mañana o a ultimas horas de la tarde). Para caminar de manera correcta sólo hace falta un buen calzado y procurar tener una postura correcta, con la columna vertebral recta, alineando los hombros, cadera y tobillos. La intensidad a la que se debe caminar tiene mucha importancia, ir a ritmo de paso de museo o de rebajas no es suficiente.
La cantidad necesaria para que esa caminata sea beneficiosa para el corazón es de unos 30 minutos diarios, siete días a la semana, con intensidad moderada.
El ritmo mínimo oportuno a partir del cual el cuerpo nota beneficios en términos de salud es de 6.000 a 8.000 pasos, entre 3 y 4 kilómetros.
Teniendo presente todo lo dicho anteriormente el sedentarismo es considerado unos de los factores de riesgo cardiovascular más importante (hay numerosos estudios que han demostrado que la actividad física realizada de manera regular reduce a la mitad el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares).
El caminar tiene muchos beneficios a nivel cardiovascular y del sistema metabólico, pero tiene que practicarse con cierta intensidad y en suficiente cantidad, en una dosis adecuada, ni demasiado ni demasiado poco.
Un buena señal para saber si se está haciendo la caminata correcta, es entrar en calor pero, al mismo tiempo, ser capaz de mantener una conversación con alguien que te acompañe.
Se empieza a conseguir efectos beneficiosos a partir de que se inviertan 1.000 calorías por semana en actividad física.
Eso podría ser, para una persona que pesa 70 kilos, caminar rápido, a más o menos 4,5 Km./hora, 220 minutos a la semana, lo que se podría traducir en tres sesiones de 70 minutos o, mejor aún, cinco sesiones de 45 minutos, cinco días a la semana.
Personas en edad adulta, de 35 a 65 años, deberían caminar a paso más vivo.
Para entrar en calor, una persona de 65 años tendría que caminar, digamos, a 4 kilómetros por hora, y una de 35 años, a 6 kilómetros por hora.
Ya que durante la caminata nuestro cuerpo sufre un proceso normal de oxidación, al usar el oxígeno para su funcionamiento interno, mover los brazos y respirar usando el diafragma es decir, llenando de aire el abdomen, incrementará la oxigenación y los efectos calmantes del sistema nervioso.
El ejercicio físico, además de ayudar a disminuir los niveles de colesterol y de triglicéridos, produce una mejora en la tolerancia de la glucosa, aumenta las defensas del organismo potenciando el sistema inmunitario, favoreciendo el metabolismo muscular.
También la movilidad de las articulaciones favorece el metabolismo óseo, frenando la atrofia muscular, y respecto al sistema circulatorio mejora el retorno venoso, disminuye la tensión arterial, favorece la oxigenación de la sangre, lo que beneficia a todos nuestros tejidos, y fortalece el corazón.
Finalmente la hidratación es muy importante, no hay que esperar a tener la sensación de sed para beber.
Es muy importante beber un botellín de agua al empezar la caminata, si la salida es más larga, se puede ir tomando pequeños sorbitos de tanto en cuanto, si la caminata es de intensidad elevada y en presencia de bastante calor, hay que tener presente que la sudoración será elevada, con lo cual no solo perderemos líquidos, si no también bastantes sales minerales.
En este caso integrar la toma de agua con sales minerales, o directamente tomar bebidas isotónicas ya preparadas.
Os animo a caminar, disfrutaréis de unos bonitos parajes y vuestra salud se verá beneficiada.
Via fitnessantander.com