Senderismo: naturaleza y deporte en familia
Andar es un ejercicio con grandes beneficios para la salud y si además se hace en familia y rodeados de naturaleza, los beneficios se multiplican. Para practicar el senderismo basta con unas buenas zapatillas y recorridos adecuados a cada edad
A partir de los 7 años los niños ya pueden iniciarse en el senderismo, un deporte que aúna el ejercicio físico con el disfrute por la naturaleza. Una actividad relajante que tonifica los músculos, aumenta la capacidad pulmonar y mejora la concentración.
Aunque muchos confunden el senderismo con el montañismo o el trekking, que son vertientes más duras y que requieren más preparación y tiempo para practicarlo, hacer senderismo no supone dar largas caminatas o realizar grandes esfuerzos, simplemente hay que tener ganas de caminar y de disfrutar.
Se trata de una actividad física con un lado muy divertido que puede “enganchar” a los niños y con la que podrán disfrutar a la vez que hacen ejercicio.
Para iniciarse es recomendable tomárselo con tranquilidad y no comenzar con largos recorridos. Al principio se puede empezar por caminar por un parque de la ciudad. Se puede hacer un recorrido a lo largo de los jardines del río, para poco a poco ir aumentado distancia y tiempo. También se puede llevar un reloj y dejar que el niño vaya comprobando sus progresos, con recorridos cada vez más largos y aumentando paulatinamente la dificultad.
A medida que se aumente la resistencia se pueden hacer itinerarios más difíciles, de forma que una vez que los niños ya están acostumbrados se pueden buscar lugares fuera de la ciudad y en plena naturaleza
Al principio es bueno hacer paradas frecuentes, aprovechar para hidratarse bebiendo líquido o tomando frutos secos que seguro que les aportarán energía. También se puede dar a los niños un bastón que les ayudará en los momentos que estén más cansados, cuando la ascensión sea más fuerte o para mantener el equilibrio en los tramos difíciles.
Es muy importante asegurarse de llevar ropa y zapato cómodo, sobre todo el calzado, ya que uno inadecuado puede arruinar el paseo.
Se puede aprovechar también el senderismo para fomentar el sentido de la orientación en los pequeños, a quienes resultará muy entretenido averiguar donde están y a dónde dirigirse.
Lo más básico a la hora de orientarse es saber que el sol sale por el este y se pone por el oeste, pero además, si se está en el monte hay que tener en cuenta que el musgo de los árboles indica el Norte.
Cuéntales también a tus hijos que si en plena caminata les sorprende una tormenta eléctrica, hay que evitar los lugares altos, deshacerse además de los objetos de metal y buscar un descampado para alejarse de los árboles.
Beneficios en cuerpo y mente
Son muchos y variados los beneficios del senderismo. Por un lado estimula el cerebro, y por otro se tonifica el cuerpo y se lucha contra el senderismo y el sobrepeso. En este sentido, se calcula que al andar a buen ritmo, 6 kilómetros por hora, se queman 110 calorías.
Además, caminar de forma regular aumenta la resistencia y alarga la esperanza de vida. Los expertos aseguran también que puede reducir el riesgo de enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares, diabetes, hipertensión arterial, cáncer intestinal y osteoporosis.
Por otra parte, estudios recientes han demostrado que andar, además de sus beneficios físicos, también es beneficioso para la mente, mejorando las habilidades de la memoria, la capacidad de aprendizaje, la concentración y el razonamiento abstracto, además de reducir el estrés y elevar el estado de ánimo.
Consejos
-Asegurarse la vuelta, sobre todo teniendo en cuenta que están más cansados
-Caminar a un ritmo que no dificulte la respiración.
-Protegerse del sol, llevar gorra y crema solar
-Llevar una pequeña mochila con una pequeña linterna, un chubasquero, agua y algo de comer, pero evitar el peso innecesario
-Consulta en asociaciones o páginas web recorridos para hacer senderismo con niños.
Cuéntales a tus hijos…
Los humanos andamos utilizando la técnica del “doble péndulo". En la marcha a pie se recupera aproximadamente el sesenta por ciento de la energía utilizada, debido a la dinámica del péndulo y a la resistencia del suelo.
El primer movimiento del péndulo lo realiza la pierna que deja el suelo y oscila hacia adelante desde la cadera. A continuación, la pierna toca el suelo con el talón y la planta hasta los dedos del pie, en un movimiento que se conoce como "péndulo invertido".
El movimiento de las dos piernas está coordinado, de manera que uno u otro pie está siempre en contacto con el suelo.
Fuente padresonones.es