En EEUU se ha convertido en la actividad física más popular entre los ciudadanos, una auténtica fiebre que se contagia a todos, pero especialmente a la población femenina. Es cada vez más frecuente ver en las calles y parques (también en España) a gente que, vestida con ropa deportiva y zapatillas de entrenamiento, camina a un ritmo elevado. La evidencia médica les apoya, porque con esta práctica están reduciendo de forma considerable el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoporosis e, incluso, algunos tipos de cáncer.
Un estudio publicado por la American Sports Data , una agencia dedicada a investigar los hábitos deportivos de los consumidores, establece que 83 millones de estadounidenses reconocen «caminar de vez en cuando» con el fin de mejorar su condición física. De ellos, 16 millones afirman que salen a andar a buen ritmo dos o tres veces por semana.
Las mujeres parecen ser las grandes beneficiadas del walking. Según un trabajo publicado en el último American Journal of Public Health, las que caminan de forma vigorosa al menos cuatro horas por semana ven reducido su riesgo de muerte prematura en un 27%. El estudio, elaborado en el Hospital Universitario de Harvard (Boston, EEUU), incluyó a un total de 80.000 féminas.
Tres beneficios
Lo cierto es que caminar es la forma más habitual de ejercicio físico entre las personas que no llevan a cabo otra actividad deportiva. Andar frecuentemente presenta tres beneficios inmediatos sobre la salud: ayuda a prevenir el infarto de miocardio, contribuye a eliminar problemas de sobrepeso y además fortalece la musculatura.
Los que pretendan perder peso a través de las caminatas deben saber que para conseguir un gasto calórico significativo hay que marchar deprisa. El ritmo habitual de una persona sana, de mediana edad, suele ser de cinco kilómetros por hora, es decir, 12 minutos por km.
Los estudios realizados sobre el tapiz rodante muestran una relación lineal entre el consumo de energía (en kilocalorías por minuto) y la velocidad, siempre que ésta se encuentre entre los tres y cinco km/hora. Cuando se supera la velocidad de cinco km/h, la pendiente de la gráfica de consumo de calorías se dispara.
Gasto calórico
El gasto depende del peso individual. Así, un varón de 75 kilos puede quemar 230 kilocalorías si anda durante una hora a un ritmo suave de cuatro km/h. Sin embargo, una mujer de 55 kilos sólo gastaría 185 kilocalorías a ese ritmo. Si ambos logran caminar durante esa hora a una velocidad de seis km/h conseguirían consumir 330 y 270 kilocalorías respectivamente.
La revista Walking, que ha tenido una espectacular difusión en los dos últimos años, establece tres niveles de caminantes según el número de pasos que dan a diario. Los expertos de esta publicación recomiendan la utilización de los sistemas cuentapasos —pequeños utensilios que se colocan en la cadera— siempre que se salga a andar.
En concreto, establecen que hasta 10.000 pasos diarios (unos ocho km) se consigue el objetivo de mantener la salud. Por encima de los 12.000, se logra perder peso de forma apreciable y superando los 17.000 pasos diarios (equivalentes a unos 14 km) ya se trabaja de forma muy eficaz la potencia aeróbica.
Los máximos exponentes de la caminata como ejercicio físico de gran intensidad son los practicantes de la marcha atlética, una especialidad del atletismo olímpico. Estos atletas alcanzan velocidades extraordinarias y se acercan en muchos casos al límite entre andar y correr.
Este se sitúa en la obligatoriedad de que los marchadores mantengan siempre al menos un pie en contacto con el suelo. Bernardo Segura, el atleta mexicano que tiene el récord mundial de los 20 km marcha, consiguió su plusmarca caminando a una velocidad espectacular: 15,5 km/h.
Via elmundo.es
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