Además de muy dolorosos pueden llegar a, literalmente, inmovilizarnos durante el tiempo que se prolonguen.
Se pueden presentar por varios motivos: por esfuerzo físico, por poco descanso, mala recuperación muscular post ejercitación, fatiga, por una carencia de magnesio o incluso por mala circulación.
Además de una correcta hidratación, un buen descanso y tomarse el tiempo de recuperación que nuestros músculos requiere tras una sesión extenuante de ejercicio, lo que comamos puede sumar puntos a favor.
Habrá que subir la dosis de magnesio, y también de potasio. Dentro de éste último, las bananas son bastante conocidas, pero también habrá que sumar más nueces e higos, buenas fuentes de magnesio. La harina de linaza es también otra buena opción para tener en cuenta.
Crucial será también la elongación posterior al ejercicio físico y buscar otras actividades que trabajen de forma armónica y estiren nuestros músculos como puede ser el yoga y el Pilates.
Otros consejos para evitar calambres
Si hace mucho calor, lo mejor será dejar la sesión de ejercicios intensos para otro día.
No descuides nunca tu hidratación. Recuerda que el primer síntoma de deshidratación es el sentir sed, y también el color de la orina, una señal bien visible: si la notas más oscura es porque tu organismo está necesitando más agua.
Incorpora también más a tu dieta ciertos alimentos como pescados, para una buena dosis de vitamina D y minerales, granos o cereales enteros, tales como el arroz, trigo, cuscús, centeno, entre otros, ya que están enriquecidos con niacina (mejora la circulación), y mantequilla de cacahuete, rica en proteínas, grasas saludables y vitamina E. Verduras y hortalizas frescas en general.
Via vitadelia.com
