Aunque a priori pueda parecer una chorrada, este simple gesto nos aporta unos beneficios extra en un ejercicio básico y sencillo que podemos practicar en cualquier momento y en cualquier lugar.
El nordic walking utiliza un gran número de grupos musculares (abdominales, brazos, pectorales, espalda y cuello) en un mismo movimiento en contraprestación al running o a la marcha convencional, que utiliza únicamente el tren inferior del cuerpo. También mejora la capacidad cardiovascular y la oxigenación del cuerpo, esto sucede porque la actividad cardiovascular sufre un aumento medio del 13% pudiendo llegar al 40%; mientras que el consumo de oxígeno puede aumentar hasta un 60%.
Otros beneficios de esta disciplina son el aumento tanto del consumo de energía como de la quema de calorías. Gracias a los de movimiento que hay que realizar, la presión sobre los tobillos, las rodillas y la cadera se ve reducida. También mejora la movilidad del cuello y de la columnaza, además de fortalecer espalda y brazos.
Por último mencionar que gracias a las vibraciones que produce el bastón al apoyarse en el suelo, éstas ayudan al fortalecimiento de los huesos sin dañar las articulaciones, por lo que contribuye a prevenir la osteoporosis.
Técnica básica:
Camina naturalmente pero recuerda que el movimiento correcto se inicia cuando el talón toca el suelo y acaba cuando los dedos del pie empujan y se separan del suelo.
Mantén los hombros relajados y no agarres la empuñadura demasiado fuerte.
Las manos y los bastones se mantienen cerca del cuerpo.
Recuerda que los bastones tienen que conservar una posición en diagonal.
El pié izquierdo se adelanta al mismo tiempo que lo hace la mano derecha.
Intenta hacer el empuje con el bastón justo detrás de la línea con la pelvis.
Abre la palma de la mano cuando finaliza el empuje del bastón.
Lleva el bastón rápidamente otra vez hacia delante.
Recuerda que el cuerpo apunta hacia adelante en una línea.
Asegúrate de conseguir el total apoyo del pié, desde el talón a los dedos.
Via .detusalud.com
