Es un hecho demostrado que estar en contacto directo con la tierra es muy saludable para nuestro cuerpo y mente. De hecho, y ahora que se avecina el verano, un ejercicio muy fortificante es caminar descalzo por la playa.
Y es que andar descalzo es una buena costumbre que se ha ido perdiendo con el tiempo. Los niños todavía no perdieron ese placer, apenas pueden se quitan los zapatos y corren descalzos por toda la casa.
La planta del pie es una de las partes del cuerpo con más terminaciones nerviosas y está en comunicación directa con el resto del organismo. Por eso caminar descalzos estimula el funcionamiento de los distintos órganos y la circulación sanguínea.
No es necesario tener un gran jardín ni un lugar cubierto de césped. Esta es una práctica que puede realizarse en cualquier habitación o pasillo. Lo importante es crear una oportunidad para que los pies respiren libremente.
Al pasear sobre la arena de la playa estamos exfoliando nuestros pies, los granos de arena servirán para eliminar las pieles muertas de la planta de los pies y ayudarán a limpiar la dermis mediante un masaje. Ahora bien, podemos probar también caminar sobre la hierba húmeda. Se recomienda hacer el ejercicio con frecuencia y durante un tiempo prolongado, unos tres cuartos de hora. Al acabar, sin secar los pies nos colocamos un calzado o unos calcetines secos para entrar en calor, una sensación que nos aportará un profundo placer.
Fuente: terapias-naturales.eu
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