Los diabéticos no tienen excusa para aplicar una de las mejores medicinas para su enfermedad, caminar de dos a tres horas a la semana. Con esta actividad disminuye casi en un 40% la tasa de mortalidad por cualquier causa en estas personas.
Aunque muchos estudios han mostrado los beneficios que aporta sobre la salud una caminata diaria, pocos han sido los que han valorado estos efectos en personas con diabetes tipo 2, la forma más leve de esta enfermedad que no requiere necesariamente de insulina para su tratamiento ya que puede controlarse con la dieta o fármacos orales. Esta patología afecta a unos 135 millones de personas en el mundo y se estima que para el año 2025 sean 300 los afectados. Esta enfermedad está asociada con un gran aumento del riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular y por cualquier otra causa.
Ahora Investigadores del Centro Nacional de Prevención de Enfermedades Crónicas de Atlanta (Estados Unidos) han llevado a cabo un trabajo con 2.896 adultos diabéticos con una edad media de 58,7 años. El 39,2% de estos sujetos tenía sobrepeso y el 32,4% eran obesos. Tras un seguimiento de ocho años se determinó la actividad física de cada uno y se valoró el número de muertes y las causas.
Comparados con las personas inactivas, aquellas que caminaban al menos dos horas por semana presentaron una reducción en la tasa de mortalidad por cualquier causa del 39% y por enfermedad cardiovascular del 34%. Los índices de mortalidad más bajos se observaron entre las personas que caminaban entre tres y cuatro horas semanales y para las que este ejercicio suponía un aumento moderado de la frecuencia cardiaca y la respiración, entre estos sujetos la mortalidad disminuyó un 43%. Sin embargo, en aquellos que experimentaron una gran elevación del ritmo cardiaco y respiratorio no se redujo significativamente la tasa de mortalidad.
En un editorial, publicado junto con este estudio en 'Archives of Internal Medicine', el Dr. Frank B. Hu del Departamento de Nutrición de la Universidad de Harvard argumenta que quizás la existencia de una enfermedad de base podría ser la explicación por el que más de cuatro horas de actividad física no implican una disminución significativa del número de muertes. Porque, según este editorialista, en otros estudios se ha observado que a mayor tiempo de ejercicio se produce un mayor beneficio en la salud.
Los autores de la investigación estiman que se podría evitar una muerte al año si se convenciera a 61 personas para que caminasen al menos dos horas a la semana. «Caminar regularmente tiende a aumentar la longevidad en un gran espectro de adultos con diabetes y esto significa que los esfuerzos para aumentar la actividad física en la población diabética estadounidense podrían ampliar los beneficios en la salud pública», concluyen los investigadores.
El editorialista defiende este tipo de actividad ya que es barata, está al alcance de todo el mundo y consigue resultados similares a algunos fármacos sin los efectos secundarios de éstos. «Caminar podría ser la mejor medicina para la prevención y tratamiento de la diabetes mellitus», argumenta el Dr. Hu.
Fuente: elmundo.es
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