Andar no debe ser una cuestión puramente mecánica. ¿Pones atención en el modo en que caminas?, ¿cómo respiras durante la caminata?, ¿llevas un balance entre piernas y brazos? Pocas personas tenemos esto en mente a la hora de estar en movimiento.
Date un tiempo para modificar tu forma de caminar. Tus pies soportan todo el peso del cuerpo y una marcha inadecuada traerá problema de arco, empeine, juanetes, callos … además de dolores lumbares y de cuello.
Sigue estos breves tips para caminar correctamente:
Al despertar, antes de bajarte de la cama, realiza círculos con los tobillos. Seis veces en cada lado. Con esta acción previenes en más del 50% torceduras. Procura que tus zapatos tengan soporte en el talón. También puedes recurrir a las plantillas diseñadas para este fin. Notarás cómo se reducen las molestias lumbares.
Párate derecha y bien alineada. Además de lucir más segura y con porte, permites un mejor funcionamiento de tus órganos. Si caminas “encorvada” se reduce tu capacidad cardiopulmonar. Comienza a caminar con la mirada hacia el frente, la espalda recta y los hombros ligeramente hacia atrás. Al mantenerte erguida mejoras la oxigenación celular.
Mete el vientre. No sólo ejercitas los músculos de la zona sino le restas peso a la parte lumbar. Verás que con la práctica dejarás de quejarte de cansancio en la parte baja de la espalda.
Camina de manera que el talón toque primero el piso para, paulatinamente, ir distribuyendo el peso hacia delante. Olvídate de caminar de puntitas, de ir “flotando” y de dar pasitos muy cortos o muy largos, tus ingles gritarán ¡auxilio! Con dejar unos 50 cm de distancia entre un pie y otro es suficiente. Procura que los dedos de los pies apunten hacia adelante.
Al caminar mantén los brazos en movimiento. Lleva un ritmo entre el brazo derecho y el pie izquierdo. Lo mismo del otro lado.
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