Empezar a caminar es un momento grandioso para el bebé. Ahora puede apreciar todo el mundo desde otra perspectiva.
Empezar a caminar es un momento grandioso para el bebé. Ahora puede apreciar todo el mundo desde otra perspectiva.
El niño recorre todo un proceso psicomotriz antes de largarse a caminar.
El control de la cabeza alrededor del tercer mes es el punto de partida hacia el desarrollo del equilibrio. A los seis meses ya sostiene bien la cabecita y forma una unidad cabeza-cuello en bloque, que le permite junto con la vía visual mantener la postura y el equilibrio. Comienza a sentarse solo.
A los nueve meses gatea.
Entre los once y doce meses se para con ayuda y entre los doce y catorce meses camina solito.
Todos los bebés no son iguales. Hay quienes adquieren ciertas pautas antes o después o algunas como el gateo no la adquieren y caminan igual.
La marcha normal abarca un periodo que va de los nueve a los dieciocho meses. Por lo tanto, no hay que desesperarse ya que la ansiedad de los padres puede retrasar la adquisición de las pautas madurativas.
Los padres consultan al pediatra preocupados porque el bebé de catorce o quince meses aún no camina. En un niño que es perezoso para caminar, debemos observarlo mientras juega, si gatea, si se toma de la silla, si camina agarrado, si sentado apoya sus manos mostrando reacciones de defensa...
Es decir que si ha adquirido las pautas madurativas previas uno se puede quedar tranquilo que ya caminará.
En muchas ocasiones existen antecedentes familiares, si los padres o hermanos han sido muy lentos o rápidos cabe esperar que se reitere esta tendencia.
Desde el nacimiento hasta el segundo año de vida es normal que los niños presenten las piernas arqueadas. A esta edad no es esperable encontrar un arco interno del pie, es habitual la presencia de abundante tejido celular subcutáneo en su reemplazo, no se trata de un pie plano sino inmaduro.
La posibilidad caminar solo también representa la posibilidad de separarse de su mamá por unos metros. Es un logro importante!! Ahora puede elegir adónde ir, qué juguete tomar, dónde investigar. Adquiere más autonomía, pero ésto también lo asusta.
Por momentos el bebé se puede volver más demandante durante el día, o por la noche despertarse más veces con temores. Esta situación es pasajera y a medida que el niño afiance la marcha y se sienta seguro sus demandas cederán.
El calzado para los niños que comienzan a deambular debe ser blando, que se adhiera adecuadamente al piso.
No olvidar que ante cualquier duda se debe consultar al pediatra.
Fuente: planetamama.
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